Ad perversum

Para poder dormir

tengo que arrancarme los ojos cada noche

sacarme el corazón y dejarlo en la alacena

y aún así mi espíritu no desconecta

siento bajo los pies el golpeteo de los muertos

y en el aire la amenaza de la eternidad

que se niega con violencia a caber en esta historia

oigo a lo lejos el tropel del galope del infierno

que nunca precisó romper ningún sello para llegar 

hasta aquí

al borde de esta cama más cálida de lo que merezco

demasiado mullida para ser coherente con mi palabra

(los ángeles se ríen en un sánscrito perfecto)

Ya no creo en los guías porque no los entiendo

o tal vez son ellos lo que ya no creen en mí

pero ya no puedo descifrar el ritmo del fuego

ni volver a ponerme en las sandalias de Hipatia

ni modular la voz en el tono del otro

y Lemuria ha cerrado el umbral que me abría en sueños

(la vigilia es la condena reservada a los ateos)

Para poder dormir me sitúo a dos pasos de la muerte

me inclino ante su soberbia y le ruego

a sabiendas de que no concede ni escucha llanto

pero me permite estar ahí

en ese lugar entre sus pies tan parecido a casa

tan cercano a la paz que por fin me duermo

Europa Prima